Nuestra compañera Elvira Pizano nos envía estas notas del poeta Antonio García:
La
inspiración no es un vómito de las musas sobre nuestra pluma. Es
verdad que en laboratorio del cerebro ro se dan cita a veces los
ingredientes imprescindibles para alcanzar un cierto grado de
clarividencia. Pero la inspiración es un acto de concentración y
serenidad en el que la palabra vislumbra su exacta geometría y se
deja caer, por nuestro esfuerzo, como un tatuaje sobre el folio. En
esos instantes, a veces inesperados como un súbito y urgente
telegrama, otras mientras caminar significa pasear por nuestra mente,
y en otras ocasiones buscados al provocar un breve trance, vemos lo
invisible, oculto por el tráfago de otros estados de ánimo.
Ahí
se congregan o bifurcan las opiniones sobre si el artista nace o se
hace: pero esto no podría hacerse si no naciera con determinadas
cualidades ni si, aun con estas, no las trabajase. Y de ahí la
validez de las afirmaciones de Wordsworth, Bécquer, Lorca, Valéry…,
inclinadas a afirmar que el poema -la obra de arte- surge de la unión
de lo que podríamos llamar el gen lírico y la artesanía del
esfuerzo.