(Por María Jesús Ortega Torres)
Con un aforo de veintiséis personas, comienza
la tertulia de literatura post-vacacional, y después de los consabidos
parabienes, y felicitaciones por el nuevo año, se sigue el orden preestablecido
para este día, aunque, primero, se hacen las nuevas presentaciones por dos
nuevas tertulianas: Cristina, se presenta y dice acudir por envidia hacia nosotros y
Katina, que acude, según dice, por su amor a la literatura. Más tarde se
presentarán José Luís Rico, rapsoda y poeta, que quiere escuchar la disertación de su amigo, nuestro compañero de tertulia,
pintor y profesor, además de poeta y escritor, Eduardo Lastres.
Antonio
Fimia, nos presentará a Mercedes Huesca, a quien también le gusta la literatura.
Más tarde aparece nuestra compañera
Carmela con otro nuevo tertuliano.
Preside esta sesión, la compañera
Pilar Modrego y se comienza a continuación, la alocución sobre “ La
Composición Artística ”, por Eduardo
Lastres María .
Nos explica Eduardo, que la composición está
relacionada con el mundo de la creación, siendo su elemento clave. Sin unas
reglas para partir, es imposible seguir un proyecto. Sin un principio la
composición no existiría.
Gracias al milagro de Internet, nos
va mostrando la evolución de la creación en el ser humano, desde el
Paleolítico, en donde vemos al bisonte de las
Cuevas de Altamira, surgir rotundo, y espontáneo, con otros elementos
que lo acompañan de modo informal; más tarde en el Neolítico, ya se prepara la acción, de caza, por ejemplo, de manera lógica…, siguiendo en
Persia con imágenes, colocadas, de modo determinado, y, aunque la composición
no tendrá todavía su argumento válido, surge el “Canon” que da idea de las
proporciones.
En el mosaico que se nos ofrece de Roma,
el ojo se interesa por lo importante, ya sabe dirigir, el artista plástico, la atención
de los demás, a aquello que quiere.
Pitágoras (500aC-582C ), filósofo y matemático
griego, enuncia la “Sección áurea” o número de oro, que, en connivencia con la
naturaleza (hojas, caparazón de las tortugas, caracoles…) es adoptada y
adaptada por el hombre, tanto en el arte, como en la economía y en música, arquitectura,
diseño etc.
La relación entre la diagonal del pentágono y
su lado, es el número de oro. Se forma una estrella de cinco puntas al unir los
vértices del pentágono.
Los números fraccionarios de los pitagóricos,
pasan, a ser enteros, por la casualidad: lo tenían, era su propio símbolo, y se
planteó como un módulo de perfección entre los griegos, extendiéndose después
de modo universal.
Nuestro compañero y profesor, nos va
mostrando maravillosas obras de arte, todas áureas, el Partenón en Grecia,
obras pictóricas como “La
Gioconda ” y “El hombre de Vitruvio” de Leonardo de Vinci,
también lo son, siendo esta última composición tenida como Canon de las
proporciones humanas, y que, aunque su primer artífice fue el arquitecto
Vitruvio, de quién tomó su nombre, Da Vinci, corrigió, perfeccionó y aumentó lo estipulado por su
antecesor Vitruvio, sobre uno de sus
diarios, alrededor del año 1490.
Nos muestra Eduardo la sección áurea
en “Las Meninas” de Velázquez, explicándonos sus perfectas proporciones en el
espacio, así como fotografías actuales claramente áureas. En “El gran
masturbador” de Salvador Dalí, en los cuadros de Mondrián, aparece, de modo
evidente.
El factor “tensión”, es primordial
en una obra de arte. Esa mano en “La resurrección de Lázaro” (1609) de
Caravaggio, que hace de centro del cuadro y que lleva, el ojo de quien lo mira,
a ella, lo hace, por el efecto del movimiento que ocasiona la tensión, al igual
que en “La entrega de las llaves a San
Pedro” de Pietro Perugino, (1482), las llaves son el centro del cuadro, lo que
le da fuerza. Se distingue una perspectiva, que ya en el prerrenacimiento se ve
en Gioto y la tensión que le da el movimiento al vuelo de los ángeles arriba,
en la imagen que se nos ofrece, además, crea espacio. Nuestro Velázquez en “Las
Meninas” (1656), también crea espacio
Anteriormente se nos han mostrado
restos salvados de la ciudad de Pompeya (79 dC), que en frescos o en vasos, y
representando escenas eróticas, también nos dan idea de una composición, con su
tensión debida al movimiento de las imágenes
que la componen y a los contrastes del color.
Los renacentistas, italianos,
Leonardo, Miguel Ángel, Rafael, nos muestran en sus obras, la perspectiva,
(Leonardo) el dominio y recursos del color, (Miguel Ángel), y el análisis de
dividir el cielo y la tierra, con el simbolismo que representa (Rafael). Toda
la mesura de la sección áurea y la tensión, los tres.
La lectura plástica es muy
importante y dependiendo de quien la ve, se aprecia o no se aprecia al artista.
A Rembrant, en su tiempo, le admitieron muchas obras entre ellas “Lección de
anatomía”, pero su atrevimiento al imponer otro estilo distinto a la época, le
ocasionó un rechazo general por su obra “Ronda nocturna”, ya que los burgueses
no entendieron esa nueva forma, y tuvo que dedicarse a sus propios
autorretratos, de los que se cuentan casi noventa y dejan la huella de su
personalidad desde los veinte años hasta su ancianidad.
Después de admirar obras de David
(obviar lo innecesario, ir a lo que quiere pintar), Ingres, con su “Odalisca”,(
sin artificios), se nos presentan los desnudos de “La
Venus del espejo” (1648) de Velázquez, “La maja desnuda”
(1651) de Goya, que por su condición de desnudos fueron difíciles de aceptar en ese tiempo…, pero que,
cuyas composiciones, son perfectas. A continuación, nos llega “Olimpia” (1863)
de Manet, que, inspirada en “La
Venus de Urbino” (1538) de Tiziano (ambas tapan, con la mano
izquierda, su pubis y muestran una similar posición), logra su gran virtuosismo,
por su admiración y seguimiento hacia Velázquez, ya que acude a visitar El
Prado y, le deja la huella de su
aprendizaje e influencia, iniciando una modernidad, que proseguiría en otras
obras, con su concepto filosófico y de pensamiento. La composición es
importante en la obra de Manet, y en “El desayuno en el campo”, a pesar de que
el desnudo de la mujer, está en primer plano, los importantes son los dos
señores vestidos con traje y encorbatados, que hay charlando de sus cosas, y a la mujer
la presenta desnuda, solo como objeto sexual, eliminando la parte intelectual.
La mujer del segundo plano, apenas se percibe.
Importantes “Las bailarinas” de
Degás, cuya posición es arbitraria, sin respetar lo anteriormente establecido.
Es importante la sensación de movimiento. Van Gogh, influenciado por su
religiosidad, pinta una iglesia a su medida, con caminos que no existen pero
que son simbólicos para él, en donde, religiosidad y muerte se unen. En “Las
señoritas del carrer de Avignon”, Picasso, lleva a cabo el proyecto de
introducir en un cuadro los conceptos de ciencia y arte…, Braque, le espeta:
“nos quieres hacer beber esto con petróleo”, pero después, se monta en el
carro, a pesar de que Matisse le comenta: “no sé como tienes amigos como éste…”
Entre las imágenes que nos siguen
pasando, vemos “Los nenúfares” de Monet y su aportación moderna. En los autores
rusos como Malevich, se expresa el
momento pictórico, al abrir la puerta a la abstracción, con la geometría más
estricta. A continuación se nos presenta “El Guernica” (1937), el cuadro más importante del siglo XX, en el
que a medida que va realizándolo, Pablo Picasso se va exigiendo más.
Vemos a continuación la
transformación que Polloc hace de su pintura figurativa a otra, que, tomada de
la naturaleza, cambia por su baile sobre ella. Se basa en la observación y
distintos aspectos del entorno por las estaciones y cambios climáticos. Se nos
muestra a un Roco experimental, a un Mondrián figurativo y su evolución
totalmente áurea. Vemos a Rischter y el cuadro más valorado del mundo, hasta
hoy, (23.1 millones de dólares), abstracto. La originalidad, se da cita, en
esta lección magistral, con la visión de
la obra escultórica de Richard Serra, un minimalista que trabaja con planchas,
y, colocándolas a pesar de su formidable envergadura, divide el espacio y lo
hace inhabitable, no transferible… Vemos algunas obras de Lucian Freud con sus
imágenes retorcidas, a Bacon, y su obsesión por Velázquez y su Inocencio X, que
él repite, con estilo moderno. A continuación el “pop-art” de Warhool y un
relieve maya, muy esquemático, de un artista que murió de Sida.
El profesor y compañero tertuliano,
Eduardo, nos ameniza el final de su exposición con cuatro minutos de el “Cuarteto nº 10 de Beethoven, opus 131” , no sin antes haber
recibido un fuerte aplauso de quienes hemos asistido a su convocatoria.
Se acuerda, como orden del próximo
día dieciséis, presentar y votar un nuevo libro para leer y los comentarios
sobre los textos que de “El Quijote” de Miguel de Cervantes, tenemos
establecidos (capítulos XXII a XXXII).
Se acaba recitando, como teníamos
previsto, obra de algunos poetas de la Generación del 27, elegidos libremente por los
tertulianos, según gusto y afinidades.
El poeta y rapsoda José Luís Rico
recita de Luís Cernuda:
“No decía palabras”
La primera de sus estrofas dice:
No decía palabras/acercaba tan solo
un cuerpo interrogante/porque ignoraba que el deseo es una pregunta, /cuya
respuesta no existe, /una hoja cuya rama no existe/un mundo cuyo cielo no
existe.
María Jesús Ortega, recita de Rafael
Alberti: “Los ocho nombres de Picasso”
Una de sus estrofas
dice:
¿Cómo hubiera pintado Diego Picasso /cómo
José Picasso, /cómo Francisco de Paula Picasso,/cómo Juan Nepomuceno Picasso,/cómo
María de los Remedios Picasso,/cómo Crispín Picasso,/cómo Crispiniano de la Santísima Trinidad
Picasso?
José Luís Rico recita de Jorge
Guillén: “La celinda”
Su primera estrofa dice:
Yo recuerdo este olor; /Algún día
feliz;/Algún día de paz/¿Fue allá en el Sur?/¡Oh sí! Celinda: un sabor, un
olor…/ ¿Allá en el Sur? Tal vez…
Elena Escolano, recita de Gerardo
Diego: “El ciprés de Silos”
Su primera estrofa dice:
Enhiesto surtidor de sombra y sueño/que
acongojas al cielo con tu lanza. / Chorro que a las estrellas casi
alcanza/devanado a sí mismo en loco empeño.
Rafael Torres, recita de Joan Manuel
Serrat: “Cançó de matinada”
Su primera estrofa en su lengua vernácula
(catalán) dice:
Ens lo ha de dir la veu tremolosa y
triste d’un campanar/Un cop de llum i el crit de una garsa/que ha despertat amb
fam/i busca per entre blats i civades/qualsevol cosa per omplir el pap.
José Luís Rico recita un poema suyo:
“Me ha llegado la hora del espejo”
Una de sus estrofas dice:
La muerte tiene sangre/y mis huesos
son largos/ y suenan como flautas.
Nos
despedimos hasta el próximo miércoles.
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