lunes, 17 de diciembre de 2012

ACTA DE LA SESIÓN DEL 5-12-2012

(Por Manuel Sánchez.)

Coordina la sesión Pilar Modrego y modera Carmen Llavador.
Asisten 17 tertulianos.

Pilar recuerda que la comida de final de trimestre se celebrará en el restaurante Los Ibéricos de la Plaza de los Luceros el  miércoles día 19 de diciembre.
También se propone leer dos cuentos para alguna próxima sesión. Se acuerda leer: “el encaje desgarrado” de Pardo  Bazán,  y  “Luviana” de Juan Rulfo.

          La sesión se inició con la presentación de la novela El mal de Pornoy  de Philip Roth  por parte de Manuel Sánchez.
          En las intervenciones de los tertulianos se destacó que el protagonista de la novela se siente culpable y poco satisfecho de sus conquistas amorosas. Siempre está pensando en la siguiente aventura sin disfrutar de la presente.
          Alex actúa  ante el psicoanalista como un actor. Parece que estuviera contando la vida de otro y no la suya propia. No se manifiesta angustiado ante el psicoanalista, sino que expresa una queja permanente.
          La escenas de sexo están bien descritas y con humor. Resulta algo repetitivo, también cargante, y las escenas tampoco presentan pasajes de belleza.
          La fecha en la que fue escrita la novela, año 1969, refleja el movimiento libertario del Mayo de 68: libertad de la mujer, el uso de anticonceptivos, crítica de la sociedad represiva de la época y lucha por la libertad contra los tabúes tradicionales al estilo de otro escritor judío, S. Bellow.
 En algunos momentos el relato del sexo resulta perverso y trivial. La madre es “educadora” y castradora a la vez. La represión se libera con el exceso de sexo. También resulta castradora la sociedad en la que crece el protagonista. En algún momento se cuestiona el sistema americano como corruptor  del individuo. (Último capitulo de la novela).
          El Mal de Portnoy  combina altruismo  y pulsión sexual. A veces resulta perverso: “ser malo y disfrutar siéndolo” en eso consiste ser hombre.
          Roth crea mundos. El protagonista expone su mal, su problema al psicoanalista atrevidamente, aunque en ese encuentro predomina más la imaginación que la realidad. El libro habría sido considerado pornográfico si no hubiese expuesto el problema ante el psicoanalista.
          Llama la atención que el protagonista apenas si tiene amigos, mientras que abundan los juegos con las chicas blancas, no judías.
          El libro resulta machista y tal vez por ese motivo gusta poco a las mujeres lectoras. Las mujeres no gozan de buena prensa en las novelas del  autor.
          La novela es un delirio histérico y termina con un “ Aaaaaaa…” Ahora podemos empezar, concluye  el doctor.

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